El lobo, la oveja y el fardo de pasto

ACORDES: E / E9 / E6 / E7 / D7 / D4 / C7 / A / A7 / F / Dm / C / Bb / A9 / A6 / D9

Dale tus lágrimas al cocodrilo

Deja a la hiena reírse de ti

Busca lo dulce como el colibrí

Dile a tu perro que traiga un amigo

Se llena el arca y con el camello y el caimán

El lobo, la oveja y el fardo de pasto juntos van

Mira ese sauce llorando de pena

Oye en lo alto gritar al halcón

Cambia de traje cual camaleón

No queda seco ni un grano de arena

Se llena el arca y con la pantera y el faisán

El lobo, la oveja y el fardo de pasto juntos van

Se queda el oso sin su madriguera

Le pisan a la tortuga el talón

Cubren las deudas su caparazón

Tiemblan los búfalos en la pradera

Se llena el arca y con el gorila y el tucán

El lobo, la oveja y el fardo de pasto juntos van

Como un pájaro sin alas entierra

Nubes y ramas que no va a alcanzar

Limpia ese nido ahora invadido echado al mar

Quédate quieto que no queda tierra para andar

Mira la lluvia borrando el paisaje

Crecen las algas más cerca de ti

Goza del barro como el jabalí

La anguila también tiene un largo viaje

Sube el agua y con el tigre y el orangután

El lobo, la oveja y el fardo de pasto juntos van

¿Adónde van?

Ya se van

El lobo, la oveja y el fardo de pasto

El lobo, la oveja y el fardo de pasto

El lobo, la oveja y el fardo de pasto

El lobo, la oveja y el fardo de pasto

2022

Demolición de una estrella

Alumbrabas la ruta blanca y dabas

a luz los pasos que por ti subían

las marcadas escalinatas, madre

de las sombras y los reflejos, pero

también de quienes, con su propio fuego,

encendían las linternas, deidad

cuyo culto florecía con múltiples

alumbramientos, refractados dones,

cada cosecha, con cada propósito

elevado desde el coro creyente

hasta tu púlpito o trono, eminencia,

fuente, fecundadora, fértil, gracia

de la inspiración y sostén del brazo

convencido, de la frente encendida

por la idea propia y la fe común.

¿Cómo era cuando estabas presente?

¿O las noches de esa era irreal?

¿Qué veían tus fieles en lo alto

para sentir un ansia tan profunda?

Te seguían los precursores, muchos,

en el caudal desbocado y domado

por la mano fina y firme del héroe

moldeado por tu luz, amoldado

a tu acento, definido por él,

protagonista de la saga añeja

de ti venida y a ti dedicada,

inalcanzable, impar, modelo o fragua

de modelos, de imanes para el hierro

activo de la voluntad, matriz

de consecuencias, ejemplaridad

requerida de ejemplos, de los actos

depositados en tu claro para

dar al tropel su punta y en la tierra

fijar la constelación que presides. 

¿Cuándo se alzaron hasta tu estatura

y se fundieron en tu incandescencia?

¿Cuándo agotó sus cenizas el fénix?

¿Cuándo su vuelo llegó al rojo blanco?

Más visibles que los alumbradores,

desfilaban, detrás, pero más cerca,

centelleantes, los deslumbradores,

imitando tu gesto, tu estridencia,

cuando ya palidecías, cumplida,

sobre el camino cubierto de polvo,

calcada superficie de la luna,

donde tus cortesanos, majestad,

tus fieles traidores, guía inflexible,

arrojando sombra unos sobre otros,

torcían tu luz hacia los rincones

cuyo ángulo más favorecía

su tallado perfil, a semejanza

e imagen tuya, alteza, imaginaria,

porque tuyo era el ojo, no el destello.

¿Cuánto sobrevive la luna al sol?

¿Cuánto demora la cola del río

en perderse de camino al océano?

¿Cuánto tarda la luz en no llegar?

Si ahora existes es porque los ojos,

en lugar de la negrura legada,

contemplan el brillo carbonizado

de tu pupila eclipsada, leyenda

del oro ya dilapidado, aún

escrita en la estela del esplendor

irrecuperable, eco mutilado

de la campana fundida en el hierro

del fondo de la noche, regresada

donde la velan las postreras brasas

de su propio rastro, reunidas donde

la mirada redime las cenizas

repartidas en torno, abandonadas

a los repliegues del telón opaco

sobre el que todavía te proyectan.  

¿Dónde hizo blanco tu rayo certero?

¿Dónde reside ese haz concentrado?

¿Dónde enterraste el tesoro intocable?

¿Dónde flota la antorcha sumergida?

Eras esa luz y su voz ardiente

porque en ti era visible lo lejano

que habría de venir, punta del iceberg

consumido, vieja cumbre admirada

desde el suelo ahora resbaladizo

que cede con cada impulso a lo alto,

ejemplo a seguir por los ejemplares,

fulgor a imitar por los influenciables,

memoria a guardar por los reverentes,

hoy árido sueño retrospectivo

que empalidece con su narración,

como la retórica de estos versos,

reconocible, vaciada, tampoco

logra remontar, estrella sin puntas,

la distancia arrastrada en tu caída.

3–9.9.2021

Poemas del miedo II

Pasajeros de Alberto Breccia

7

Despierta y del sol ve primero las huellas negras

que estiran los dedos hacia la sombra

que conserva, pero de la ajena luz que nombra

cada cosa al mostrarla no se alegra,

porque en ese yin yang no ve un camino,

un zigzag a través del monte, sino 

el uno dos que tumba sin remedio. Tendido,

querría detener el galope de la cebra

cerrando la persiana, pero, negra,

la pantera atacaría al herido.

28.5.2021

8

No hay salida, se dice, no hay salida,

repitiendo por haber perdido la palabra,

y busca inútilmente quién le abra

entre todos los que todavía están de ida

y tropiezan con él si retrocede.

Mientras el canto de la superstición no cede

en su interior, el exterior no surge

y él se pierde en derredor. El corredor se estrecha

y alarga la carrera de la flecha,

mientras él no se siente y espere el verbo que urge.

29.5.2021

9

Sólo bajo la luz de un cielo de guillotina

aparece el ángel del desamparo

a bendecir al tembloroso. Parece caro

rechazar el ala de la gallina,

que picotea más fuerte cuanto más abajo,

pero siempre, justo antes del tajo,

puede soplar el viento que levanta la vela.

La protección se paga con engaños,

aceptando la vara del guardián de rebaños,

pero no el oro que se revela.

31.5.2021

En el campo con Alberto Breccia

10

Dividido, ya en contra, ya a favor,

huye del frente y de la retaguardia.

No tiene compañía ni dónde montar guardia,

ni enemigo que sea prueba de su valor.

Inerme, retirado de sí mismo,

suspendido de una punta a otra del abismo,

no sirve de puente ni de portón.

Abortado su ataque, no concibe defensa.

Conservar en secreto lo que piensa,

como una costumbre, es su posible salvación. 

1.6.2021

11

En el espacio de un alarido crece el campo,

donde cede el terreno cuando pisa,

mientras viene buscándolo, vago, con la brisa,

de la nada que tiene en contracampo,

el aroma de un fuego ya apagado, tan lejos

como de este sol esos días viejos.

Ni afinar el oído ni aguzar la mirada

le dicen si entonces ardieron casas o reses,

pero debajo de un humo cualquiera oye a veces

el eco de la brusca llamarada.

 1.6.2021

Poemas del miedo I

Pasadizos de Alberto Breccia

1

El razonable temor de un conductor nocturno

permanece con él cuando desmonta.

No llega todavía. Da unos pasos, remonta

la corriente contraria, pierde un turno

y para siempre rezagado avanza,

lejano de la luz que lo rehúye y alcanza.

Da un paso más, pero aún no hace pie

ni consigue ver mejor la cara de la sombra

que esconde su puñal. Si no la nombra,

tal vez pueda mañana argumentar que se fue.

15.5.2021

2

Voló su voz en el aeropuerto

y el vacío, en abruptas escalas descendentes,

dio pista a tal coro de enterrados renacientes

que revive lo muchos años muerto.

No duerme, embriagado por el eco interminable

que tendrá que escuchar mientras no hable,

pero tampoco despierta: busca todavía

lo que los otros tienen y él perdió

en ese mar que lo aturde. No

se atreve aún a decir lo que oía.

27.5.2021

3

Se ve asomándose por detrás del que presenta

y retrocede, pero no hay adónde

y lo advierte; al descubrir al que esconde,

tampoco reconoce lo que éste representa,

pero sabe que el suelo que le falta

es aquel del que el acróbata anunciado salta

y al que no debe caerse. No hay dos

sin tres, evidentemente ahora. Que no dure

la aparición que confirma el refrán, que se apure

a cerrarse este espejo tan veloz.

27.5.2021

El pánico según Breccia

4

Del contacto, pasar al retroceso.

Volver a la tarima y sentir bajo los pies

el espacio que enmascara y vuelve del revés

lo que dicho de frente fue un exceso.

La insostenible mirada que espera

reconvierte en miseria la abundancia que diera

la impresión de creer, pero tampoco soporta

que una luz la interrogue. La silueta

que tiembla despojada de su meta

contra un fondo de tanto relieve se recorta.

27.5.2021

5

Perderse en el bosque de los ásperos mortales,

con sus hojas impresas en el aire

y sus cantos expuestos al desaire

de los dioses más suaves, andar entre cristales

que deforman y enredarse en sus muertas raíces,

todo eso que deja cicatrices

también pierde su filo, pero advierte,

antes de dejarse convertir en experiencia,

del mañana al acecho la constante presencia

y del suelo gentil el lado inerte.

28.5.2021

6

Como un árbol, peor, como una hoja,

tiembla mientras duerme en el aire que lo sostiene

y teme la tierra, de la que cree que viene,

al caer, el dolor. La rama arroja

su carga justificada a la rueda creciente,

pero él desconfía y se arrepiente

cada vez que lanza, por encima de su sueño,

a las vueltas mortales de la suerte,

la moneda que le quema y convierte   

la ruina de su ambición en riqueza sin dueño.

28.5.2021

Estos días pasan como nubes

ACORDES: Am / G / Dm / Em / Amb6 / C / F

Vivo en una casa oscura

Entre el mar y la basura

Pero es luminosa esta ciudad

Aquí el cielo siempre es claro

A pesar del aire raro

Y aunque nadie diga la verdad

A las once voy de compras

Refugiándome en la sombra

Mientras el sol busca qué quemar

Por la noche salgo solo

Vago aparte y abro sólo

El pico a la hora de cenar

Pero cuando miro arriba

Más allá de los suicidas

Veo en cada avión la libertad

Y no olvido que soy libre

Aun en medio de los tigres

Que quieren comerse esta ciudad

Aceptando lentamente

Lo que me es indiferente

Día a día aprendo a estar acá

De la lluvia nada espero

Ni del turbio noticiero

Aguas que si crecen bajarán

Estos días pasan como nubes tras un sol fatal

Sólo en mi memoria suena algún trueno ocasional

Dentro de estas calles retorcidas vivo no muy mal

Nada más echo de menos alguien a quien ser leal

Al llegar la primavera

Nos volvemos como fieras

Mucho más sensibles al calor

Obsesivos del romance

Nos quedamos como en trance

Al acecho de un sueño menor

Mientras tanto el odio crece

Dura el hambre y permanece

Lo que no se puede tolerar

Unos marchan de la mano

Y otros buscan un hermano

Pero nadie encuentra a su papá

1988