El mundo del taxi es un mundo oscuro.
Éste es un país de tahúres. La poesía
es lo más fácil. Desconcierto. La poesía
debe ser hecha por todos. Al centro y afuera.
Tumba. Resuelve las siguientes operaciones.
Fabricando recuerdos. El último tranvía.
Todos nacemos para perder un poco. Soy
el fusible. Por el momento no voy al baile.
Seré vulgar, pero tengo dignidad. Deslizo
sin apoyar. No pasarán. El mar rojo. El tiempo
no espera a nadie. El tiempo está de mi lado. Yo
corrijo. Ni olvido ni perdón. Ojo por ojo.
Diente por diente. Piedra sobre piedra. Deseo
demolido. La escultura de sí. Sé tú mismo.
Total, a nadie le importa. Los hombres casados
descansan los lunes. Olmos hastiados de peras.
Ante toda duda abstente. Asado, vino y gol.
Música pegajosa. Vocación de ignorancia.
Sin mano izquierda ni sombra. Líder nato. Llueve
sobre mi razón. Qué parece. Quizás yo sea
extemporáneo. Las ideas no se matan:
se ejecutan. Los colectivos son calentitos.
A ti te gusta estar contigo. Mi claroscuro.
Belleza demoledora. O ausencia o rechazo.
Me llaman río sinuoso. Yo soy el que rompe
el silencio. Paso. Conciencia de la desgracia,
constancia de la razón. Deseo sin espera.
No me interesan sus preguntas. Sustituciones.
Sueño del billete falso. Conjeturas vanas.
Demoler la morada o matar a la mujer.
El ovillo tiene dos puntas. Pasaje al fondo
de la tierra. Mundo oscuro. País de tahúres.
Poesía hecha de desechos. Resto. Saldo.
Créditos. El encargado del bar que frecuento.
Mi padre. El de Victoria. Yo mismo. Lautréamont.
Yo mismo otra vez. El hijo del sepulturero.
Primera hora. Nube baja. Leño que arde
según su medida. El tío de Carla. Carlitos
Aimar. Don Luis Buñuel. Belén Esteban. La abuela
de Sartre. Ejército republicano. Moisés.
Los Rolling Stones. Los Rolling Stones. Quién. Proceso.
Babilonia. Hamurabi. Tradicional. Deriva
de un cuento de Chéjov. Onfray. Estadounidense.
Anónimo. Título mío. Eugene O’Neill.
Refranero apócrifo. De la banda oriental.
Mi abuela hablando en lenguas. Un tiro de gracia.
Caricatura. Mesías. California trasnochada.
Filosofía salteña. Discurso temible.
Sarmiento contestado. Los pasos paralelos.
La antena siempre bien parada. Página abierta.
Viejo cuento de Chéjov. Encuestas fracasadas.
Nombre indio. Vocación. Pie. El I Ching de Emil Cioran
tirado por Fogwill, el oráculo de Vasco
Pratolini dado por Birri. Señaló Andrea.
Precisó Vicente. Consejo estructuralista.
Dedo de goma en el corazón del laberinto.
Larga distancia circular. Alianza difícil
en la cresta de la ola. Por las negras huellas
de un Caín policial. La medicina no es
una ciencia. Taxímetro. Teléfono. Rotas
cadenas de palabras trasplantadas. Legado.
Balance. Reconversión a moneda extranjera
con reconocimiento de deuda y boca abierta
del remolino para pasar a vertical.
Horizontal: hileras de piedras y ladrillos
desiguales alineados uno sobre otro
en un plano material erguido junto al rumbo
atento del que mide, escancia, cuenta y sostiene
desde su efímera ventanilla lo afirmado
delante y detrás, visible y no, legible y no:
borrados nombres, turbias identificaciones
de musas, jefes, acreedores, compañeros,
sirenas y maestros fuera del agua y fuera
de contexto o margen. El muro tiene dos lados,
uno para Champollion y el otro sin excusas.
Detrás de los párpados lacrimosos, del duro
exterior acribillado de tenues leyendas,
consignas y lamentos, juramentos y frases
representativas de perpetuas intenciones,
indivisible al nivel del grano, interminable
igual que el espacio, la tinta petrificada
de las sentencias memorables. Sólo la tinta.
Sin luces ni letras. Al otro lado y expuesto,
en continuado, valiente, pintarrajeado,
el escudo de la especie. Negra, al pie del muro,
la firma de una huella fugitiva.
28.9–15.10.2016