Simulacros de inmortalidad III

5

El alto retrato que preside el comedor

devora a los comensales. En la cabecera

opuesta al patriarca, el padre y patrón,

como un espejo, replica al que fuera

modelo que el artista, como es conveniente,

transfiguró en la obra, legando al fiel olvido

lo menos favorable, que desmienten

aquellos que el favor han padecido.

Con el que más almuerzan aquí los prominentes,

cuyo círculo, atento, gira hacia un centro nuevo,

sentado a la derecha del ungido.

Tiene el gesto antiguo de su padre, pero el huevo

del cráneo paterno mantiene en él la cresta

heredada erguida sobre la orquesta.

6

Sólido sigue siendo el Coliseo,

y bien proporcionado,

aunque no funcional. Más alto era

el Coloso y cayó,

pero su sombra aún hoy es más larga

que el decretado olvido.

Lo demasiado, demasiado sólido

se disuelve y persiste

en su absurdo lugar la referencia

que cabe en un archivo,

y un archivo no es más un edificio,

sino un inmaterial

registro de cifradas percepciones

que pueden ya perder

su objeto y reproducirlo más tarde,

si hace falta, en su entera

inteligibilidad. Si retira

lo ilegible de sí,

cualquiera, devenido información,

puede evitar las fauces

de los leones por más que estos rujan

condenando lo insípido

de la nueva administración. Colosos

ya no hay, salvo torres

de corporaciones, no de cuerpos

que al cielo desafíen.

En un código cabe lo que puede

salvarse. El resto es polvo.

15.10.2022

La leyenda de la literatura

El peso de la tradición

Novelas sobre manuscritos, laboriosa o lúdica metaliteratura, obsesión de los que escriben por lo escrito, fascinación de los lectores por los autores, por sus vidas, por su oficio, por el origen fabulado de sus obras más que por éstas, su sentido o su destino, por el hombre detrás del creador, la biografía detrás de la creación, sustituyendo así la vida propia y la común por la proyección invertida hacia su mente del alma ajena, el personaje que la ficción ha dado a luz por la sombra de su padre imaginario, la visión del escritor por el color de sus ojos, la vida por la literatura como fuente y objeto de mitos. 

Sinopsis. Lo que se deja resumir es lo que ya ha sido contado. La experiencia directa no se deja resumir.

La pasajera del tiempo
«Deslizaos, mortales, no os apoyéis»

Desenmascarar la narrativa. La idea de sugerir, ser enigmático, dejar implícito, suprimir, borrar, elidir, ¿no parece encubrir a menudo una fuga, una huida hacia adelante, o sea hacia el desenlace, es decir hacia el cierre, la forma, la apariencia, mediante cualquier aventura o anécdota útil para escapar de una interpretación amenazante a la que se procura distraer o engañar retaceándole información? El misterio radica en lo visible, en la evidencia, no en lo oculto ni en lo alucinado, y de ahí que al rayo del sol, en el medio del descampado, se aparte la vista y se aluda a alguien que no está, respetándole el sitio.  

Localidades agotadas. El éxito depende a menudo de cuán fácil o difícil sea un talento de embotellar. Lo que depende a su vez muy seguido de cuánto hayan bebido ya sus seguidores.

Archivo de imágenes. Lo que un lector de novelas al uso de nuestro tiempo y a la medida de sus planes editoriales puede imaginar, según la costumbre de hacerse la película en lugar de entender el texto, lo que puede ver en su cabeza durante la lectura, pasando páginas o demorándose en ellas como quien conduce un coche por un camino recomendado y se detiene ante las sucesivas vistas más señaladas, ya ha sido en su totalidad previamente registrado y está en ese mismo momento a disposición de su inconsciente como lo están a la de su mano la carne y el detergente en las  góndolas del supermercado. La pintura realista jamás acosó así a nadie, con lo que siempre permaneció ante los ojos del espectador. El cine y sus sucedáneos se le han metido en la nuca, lo que traslada el pensamiento al aire fresco que se desplaza entre pantalla y retina, invisible en su claridad.

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