El museo animado II

Sandro Botticelli, Óleo sobre tabla, 1489. Galería de los Uffizi, Florencia

Anunciación

Para Carla, su tema favorito

A la izquierda el ángel y a la derecha la virgen,

en suspenso y frente a frente sobre la balanza

fijada en el instante atemporal de la pintura.

Él acaba de caer del cielo inmaculado

a la tierra embaldosada en que hinca la rodilla

y ella de perder el velo que la resguardaba

de visiones como ésta. Inclina la cabeza,

pero él está por debajo, alzando hacia ella,

que se repliega tendiendo los brazos con recelo,

una mano que parece pedirle tan sólo

un momento, aunque ya tomado, mientras la otra,

con una rama alada, se dispone a escribir.

Detrás, en la ventana por la que él, de perfil,

no parece haber entrado, un río fértil llega

hasta los pies del árbol que su copa une al cielo

sobre los barcos y castillos en lontananza.

Pero el espacio crucial se abre entre la mano

angelical sosegadora y la femenina, 

que en el extremo del brazo que pone distancia

desciende imantada por el deseo de hierro.

Están ambos inclinados, aunque no del todo

aún ante la gran voluntad que los sostiene,

sino uno por su entrada en la ley de gravedad

y la otra por temor ante el súbito abismo.

Escena hecha imagen y así acto irrevocable.

El ángel ha venido a enfrentar a la mujer

enviado por la luz y a anunciarle la visita

de la sombra que, envolviéndola, hará, de este sueño,

el fundamento de todo lo que gira en torno.

¿Qué más revela esta quieta irradiación paterna?

El ángel despierto, casi un demonio, al ver

partir al mensajero, se dijo que volar

a nadie aparta de la declinación implícita

en todo gesto fundador. ¿No ve tu mirada,

en el suspenso atrapado entre el aire y la sangre,

otra alternativa que se le haya escapado?

Florencia, 23.8.2023

Barcelona, 17.1.2024

Dúo lírico (Églogas)

1 Aire libre

Más libre es siempre el llano que la cumbre

y más amplio, porque esta inmensidad

suya es firme y así se hace costumbre,

y acaba deviniendo propiedad.

En lo alto todo elude el alcance

de la mano y a la vista se entrega:

nubes, pájaros y ángeles en trance,

sobre un campo que ningún agua riega.

Qué bien queda contra el azul el mármol,

elevado y lejano como el cielo.

Cuanto más alto arde el sol, más el mármol

consagra lo inasible del anhelo.

Libertad es tocar lo que se mira

y ver lo invisible en lo que respira.

2 Agua clara

Tinta que corre y páginas que pasan

oscurecen y desvían el río.

La lengua derramándose y su brío

las orillas enfrentadas arrasan.

La corriente que no ve su reflejo

enturbia lo que cree que refleja.

La palabra que en su empeño no ceja

multiplica los males con su espejo.

Una gota basta como medida

de la naturaleza del discurso

y una letra a través del agua en curso

alcanza para ponerle la brida.

Pero no todo ojo ni todo oído

en lo claro ve recto lo torcido.

29.11–1.12.2023