Poemas del miedo II

Pasajeros de Alberto Breccia

7

Despierta y del sol ve primero las huellas negras

que estiran los dedos hacia la sombra

que conserva, pero de la ajena luz que nombra

cada cosa al mostrarla no se alegra,

porque en ese yin yang no ve un camino,

un zigzag a través del monte, sino 

el uno dos que tumba sin remedio. Tendido,

querría detener el galope de la cebra

cerrando la persiana, pero, negra,

la pantera atacaría al herido.

28.5.2021

8

No hay salida, se dice, no hay salida,

repitiendo por haber perdido la palabra,

y busca inútilmente quién le abra

entre todos los que todavía están de ida

y tropiezan con él si retrocede.

Mientras el canto de la superstición no cede

en su interior, el exterior no surge

y él se pierde en derredor. El corredor se estrecha

y alarga la carrera de la flecha,

mientras él no se siente y espere el verbo que urge.

29.5.2021

9

Sólo bajo la luz de un cielo de guillotina

aparece el ángel del desamparo

a bendecir al tembloroso. Parece caro

rechazar el ala de la gallina,

que picotea más fuerte cuanto más abajo,

pero siempre, justo antes del tajo,

puede soplar el viento que levanta la vela.

La protección se paga con engaños,

aceptando la vara del guardián de rebaños,

pero no el oro que se revela.

31.5.2021

En el campo con Alberto Breccia

10

Dividido, ya en contra, ya a favor,

huye del frente y de la retaguardia.

No tiene compañía ni dónde montar guardia,

ni enemigo que sea prueba de su valor.

Inerme, retirado de sí mismo,

suspendido de una punta a otra del abismo,

no sirve de puente ni de portón.

Abortado su ataque, no concibe defensa.

Conservar en secreto lo que piensa,

como una costumbre, es su posible salvación. 

1.6.2021

11

En el espacio de un alarido crece el campo,

donde cede el terreno cuando pisa,

mientras viene buscándolo, vago, con la brisa,

de la nada que tiene en contracampo,

el aroma de un fuego ya apagado, tan lejos

como de este sol esos días viejos.

Ni afinar el oído ni aguzar la mirada

le dicen si entonces ardieron casas o reses,

pero debajo de un humo cualquiera oye a veces

el eco de la brusca llamarada.

 1.6.2021

Defensa del archipiélago

1 Creciente

Un hombre soñó convertirse en isla,

pero antes tenía que morir.

Mientras fuera ese hombre, lo que aísla

tendría que evitar para vivir.

Solo, un hombre tan sólo es una piedra,

pero unido construye una ciudad

y deviene, en los brazos de esa hiedra,

un árbol con raíces de verdad.

Como aturdido por unas campanas

al comienzo, parece despertar

poco a poco, lo mismo que sus ganas,

pero logra, al sumar, multiplicar

por docenas los pies que, emparejados,

siguiendo, bailarines, su compás,

como el bosque de Macbeth levantados,

toman la calle y nadie queda atrás.

Como un sol pleno inundan la pantalla,

manifestando su felicidad,

hasta que nadie queda afuera y calla,

apagada, la negatividad.

¡Ay, pero ahora, con todos adentro

y nadie que haga de espectador,

todo amenaza con fundir a negro

y no queda margen alrededor!

27.7.2021

2 Orilla

Dos polos y las ambiguas comillas del juego.

Libertad y cautiverio, un carbón y una vela

encendidos en las puntas del pecho que ciego

palpita amoldándose a la mano que revela.

Una reina a la que dan órdenes en su trono,

una esclava con licencia de tierras ajenas.

Anécdotas litorales variables en tono

como el límite entre las aguas y las arenas.

27.7.2021

3 Rompiente

A la sirena se le escapó un gallo

y de un picotazo me despertó.

Acento fulminante como un rayo,

el cristal de terciopelo quebró

y vi caer el sol sobre los hombros

dorados del gigante en el peñasco,

hundido ya a nivel de los escombros

que antes me impedía ver el asco.

Nunca más las escamas de esa cola

veré, ni brillarán astros y estrellas

con esa luz, ni habrá una nueva ola

que tanta altura alcance o deje huella

comparable en aquél cuya razón

alumbró esa última canción.

Delfín Negro, 18.7.2021

4 Postal

Sobre la arena tendida, madre de espejismos,

canasto, sandalias, telas claras y estridentes.

De la huella la vista busca el pie que presiente

y desentierra la nuca asomada al abismo

que ondula transformado en vidriera, con sus piedras

preciosas y escurridizas, su jardín de ortigas

y su arco iris de invitaciones fugitivas.

La figura real y entera seca la niebla

favorable a las impresiones, pero ¿por qué

creer en el documento, en la estatura adulta,

más que en las migajas hacia la imagen oculta,

cuando es ésta la que ha ganado nuestra fe?

Son Bauló, 19/28.7.2021

5 Margen

Vivir al margen es rodear una montaña

sin dejar que el sol caiga antes de hora,

llevar la barca por la telaraña

cuando no pasa la ola ansiosa que devora

y al revés que el mal timonel, que erró y quedó manco,

deslizándose paciente entre el barro y la caña,

tirar la piedra y esconder el blanco.

28.7.2021