Muray portátil

Mínimo respeto (el álbum)
Mínimo respeto (Muray cantautor)

Incursiones de un inactual:

Diario

El diario íntimo. El diario de viaje. El póstumo, la posteridad.

Un diario no debería siquiera poder ser dado a difusión bajo cuerda, siquiera confesable, aunque fuera a una sola persona. El diario es el arte de lo inconfesable. Poseer este arte de lo inconfesable es demostrar que se conocen exactamente los límites de lo que puede soportar la sociedad oficial y pestilencial; es entonces conocer la sociedad y esto es lo esencial. Hace falta tener mucho que disimular para tener algo interesante que mostrar. El valor de una obra pública debería poder medirse con todo lo que ésta supone enterrado debajo de ella, escondido, clandestino. Lo publicado se juzgará así según la cantidad de lo impublicable. Trescientas páginas a plena luz, tres mil a grifo cerrado, ésa es la proporción adecuada en tiempos de abyección. La puesta en escena de lo impublicable sin máscara: eso es el diario íntimo.

Un diario que se respete no puede ser sino de ultratumba. Tan provocadores como puedan parecer, los libros que se publican en vida no son más que concesiones.

Fuera del panteón
Muray fuera del panteón

Desconocimiento

El desconocimiento ha devenido, notablemente en literatura, un factor positivo. En On ferme, hablo del “desconocimiento tenaz de las causas” como clave de los best-sellers: no saber por qué un personaje hace lo que hace, vanagloriarse de no saber –cuando se es el autor- por qué un personaje te “arrastra” aquí más bien que allá; la acciones deben “caer del cielo”; es por ahí que la literatura, en su degradación última, se reúne con la poesía, la magia más oscuramente arcaica, el ocultismo por supuesto, y finalmente se hunde en las cavernas de la estupidez…

Jacques Henric
Arqueología con Jacques Henric

Novela

De una intuición de 1989 (La época y su novela), de una comparación entre las novelas de hoy en día y los automóviles, me haría falta extraer todas las consecuencias. Si los automóviles son tan indiferenciados, es bajo el golpe del cordicolismo carretero (limitaciones de velocidad, por ejemplo) cada vez más tiránico. Las novelas se indiferencian por razones análogas. Hay unos límites de pensamiento, un permiso de escribir por puntos, multas por composición en estado de ebriedad, etc. De allí la disciplina cada vez más visible de los literatos. Hilan fino. Basta de accidentes, es decir, basta de excepciones. En un mundo de igualdad, la excepción ya no es deseable.

Cordicolismo: a decir verdad, en El siglo diecinueve a través de los tiempos, este Imperio del Bien ya estaba presente: el Armonismo con el que me batía era una forma arcaica, ingenua, de cordicolismo.

La sonrisa con rostro humano
La sonrisa con rostro humano

Respeto por el otro

La cuestión de la supervivencia de la literatura está ligada a contrario a la del respeto por el otro.

Philippe Muray, Le Portatif

Fumando espero a mis lectores
Fumando espero a mis lectores