
…y, cuando los años sesenta
estén perdidos como el milenio
y mi esqueleto carezca incluso
de la nostalgia del mundo,
qué importará mi “vida privada”,
míseros esqueletos sin vida
pública ni privada, chantajistas,
¡qué importará! Contarán entonces mis ternuras,
y seré yo, tras la muerte, quien, en primavera
acabe ganando la partida en la furia
de mi amor por Acqua Santa al sol.
Pier Paolo Pasolini, Poesías mundanas

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