La línea de sentido

Katherine Anne Porter en 1930

A story has subject, meaning and point.

Katherine Anne Porter

Un ejemplo de la práctica diaria. Recibo un mail de una autora con la que he colaborado en una novela cuya unidad se ha logrado poco a poco, entretejiendo muchas pequeñas historias en un tapiz del que esperamos que sea un reflejo cabal de la ciudad donde ocurre todo. Está dando los últimos retoques a la obra y le preocupa que ésta, nacida de  tantos fragmentos, quede bien cerrada, pueda contener todas sus piezas. Tiene la idea de recuperar hacia el final a un personaje que aparece sólo al comienzo y tal vez agregar alguna escena entre éste y la narradora, que se esconde tras las protagonistas de los diferentes capítulos; también se replantea la alternativa entre quedarse o irse de la ciudad en la que se debate el personaje central. Sin pensármelo demasiado, pues llevamos ya varios meses dando vueltas a todas estas cuestiones, le respondo más o menos lo siguiente:

Deberíamos tratar de definir bien el problema. Para mí de lo que se trata es de que la «fábula» (es decir, aquello que hace de todas estas historias una misma historia, una novela) se sostenga y eso depende del sentido. No creo que tu heroína necesariamente se tenga que exponer o cambiar su vida, pero lo que tiene que quedar claro en todo caso es el sentido de que entre irse y quedarse elija quedarse. El sentido o el significado. Claro no quiere decir explícito, pero el asunto es que sientas que se sostiene. Se podría recurrir al personaje que dices, sí, pero de lo que se trata no es de una u otra sino del conjunto, del sentido del conjunto. Serviría recurrir a ese personaje si le ocurriera algo que metaforizara ese sentido en relación con la anécdota del comienzo y las demás anécdotas entre las amigas, además de que siempre el regreso de un personaje del inicio al final da una impresión de cierre. Pero lo esencial es que pienses en términos de sentido, no de agregar material.

Un par de días más tarde me escribe contándome lo útil que le ha sido este breve comentario, básicamente por el acento puesto en el sentido como elemento unificador. Y esto me lleva a recordar, una vez más, la frase directa, pronunciada sin atenuantes, como un juicio definitivo, en el curso de una entrevista por Katherine Anne Porter: A story has subject, meaning and point. Una historia tiene tema, significado y punto. Este último concepto, el de punto, es el más difícil de hacer pasar en una traducción literal, pero podríamos decir que señala el destino, el punto de llegada último al que un relato conduce por más dislocado que parezca. Y haciéndome pensar, por asociación espontánea, en la idea de línea, me lleva a hilvanar yo mismo otro pequeño concepto.

Katherine Anne Porter hacia 1970

La línea de sentido: como el argumento de cualquier narración, provisto de planteo, nudo y desenlace, esta línea tiene tres puntos, justamente los señalados por Katherine Anne Porter, que abren toda una vía de lectura interior del relato, tanto como los tres momentos clásicos pueden orientar su construcción formal. Como al mirar una pintura abstracta, se puede hacer un ejercicio que parecería ir contra los principios mismos de ese arte y por eso tal vez dé más resultados cuanto más tradicional sea la pieza elegida. Puede uno preguntarse, ante esa reunión de personajes, hechos y ambientes puestos en palabras que es todo relato, o ante todas esas palabras dispuestas allí como trazos y manchas en una tela, qué es lo que hay efectivamente allí, de qué se trata todo eso (el tema); luego, qué pone eso en juego, de qué modo hace al mundo resonar y moverse alrededor (el significado); finalmente, cuál es la conclusión de todo el asunto por más ambiguo o abierto y en suspenso que parezca el final, por qué acaba allí (el punto). Las tres cosas mantienen entre sí una relación tan estrecha como el planteo, el nudo y el desenlace y las respuestas, para que el ejercicio sea fértil, admiten tan poca vaguedad como la definición de estas otras tres instancias.

Dicho así de manera general, puede parecer o hasta ser una obviedad. Lo que no es obvio ni va de suyo es el establecimiento de esta línea de sentido para cada historia en particular. Se puede hacer la prueba como lector o como escritor: al trazar esta línea con claridad se obtendrá una ruta despejada y se verá dibujarse, alrededor de tres puntos bien fijados, todo el mapa del relato en cuestión. Así es, cada uno puede comprobarlo. Pero no es fácil y la experiencia no basta; cada vez hay que volver a empezar.

Publicado por

Ricardo Baduell

Desde hace veinte años me dedico a ayudar a escritores y personas que quieren escribir a concretar sus proyectos. He colaborado con reconocidos autores latinoamericanos y españoles en diversas obras publicadas, así como con muchos escritores noveles de ambos lados del Atlántico. Trabajo además con editoriales y agencias literarias, analizando y seleccionando manuscritos. ¿Escribes? Escríbeme (ricardobaduell@yahoo.com). O llámame (+34 667 912 702). O visita mi nuevo sitio Ricardo Baduell Book Doctor (baduellbookdoctor.com).

6 respuestas a “La línea de sentido

  1. Hola Valentina. Lo esencial es la idea de que una historia es como una trenza entre la línea de lo que pasa y la línea de lo que eso significa. Si la trenza está floja, pasará que la historia se llenará de episodios poco significativos, que no pondrán en juego nada importante, o que para que signifique algo el autor empezará a meter discursos interpretativos que enturbiarán el fluir de la historia. Si uno se interroga sobre el tema, el significado y el punto de lo que está contando mientras va pensando el planteo, el nudo y el desenlace, esas dos líneas, la del argumento y la del sentido, se potenciarán entre sí y la trenza quedará ajustada. Si entendemos bien lo que estamos contando, que es para lo que sirve preguntarse por tema, significado y punto, podremos encontrar soluciones adecuadas para los problemas que plantean la historia y los personajes, en lugar de forzarlos a encajar en un esquema previo. Es una manera de ayudarse a pensar con profundidad. Espero que esta explicación lo haya dejado más claro. Saludos y buena escritura.

  2. Es más bien el recorrido que sigue esa idea. Es más el pensamiento que la idea. Lo que una situación plantea, cómo se desarrolla lo que está latente allí y la conclusión a la que se llega. El sentido es un movimiento en una determinada dirección, aunque esa determinación no aparezca hasta el final.

  3. Buenas tardes. Te cuento, estoy preparando mi tema para rendir «Literatura Argentina». Leí algunas de tus ideas en este blog. Me pareció interesante pensar «la línea de sentido» y «los puntos/líneas de fuga». Estoy en busca de material teórico que me permita analizar, en diferentes textos de la literatura argentina, cómo se construye o se deja en evidencia (a través de los temas presentes en el relato y los puntos de vista de los personajes o narrador) una ideología social-política del autor empírico. Es decir, categorías que me permitan explicar que el texto, aunque ficcional, se relaciona con lo que piensa el autor sobre un determinado tema. Podría hablar de la construcción de una «Línea de sentido» implícita? O entender como «puntos de fuga» todas aquellas fechas, nombres o hechos reales mencionados en el relato que anclan de alguna manera esa ficción en un contexto-real? No sé si entendí muy bien o estoy forzando las ideas. Me gustaría leer una respuesta tuya. Saludos!

  4. Hola. Es interesante lo que planteas, porque yo no lo había pensado en relación a la ideología subyacente en un autor o, mejor, un relato, pero creo que se podría aplicar. La idea de estas dos líneas paralelas, la de lo que se narra y la de su sentido, se parece a algo que dijo Godard hablando de lo que trataba de dar en sus películas: «Una aventura, con la filosofía de esa aventura al mismo tiempo». Yo lo pensé como algo útil para desarrollar la lógica implícita en una narración y a partir de ahí orientarse bien con ella, darle un tratamiento adecuado e incluso desanudar las marañas que a veces se arman cuando uno está montando una historia. Pero en tu planteo se podría sustituir la «filosofía» por la ideología, que es también una construcción, y ver cómo su manera de entender el mundo se traduce en los hechos concretos de un relato, en cómo unos llevan a otros (produciendo sentido) y en cómo se organiza su narración. Ya que se trata de literatura argentina, podrías hacer un primer ejercicio con El matadero, donde empezó todo y donde la ideología anti Rosas es bastante explícita. En este blog podés encontrar un texto que escribí sobre El matadero que se llama El estilo de una nación. Pero luego podrías seguir aplicándolo a otros autores. En Borges, considerado a la vez un conservador en política y un innovador en literatura, podría dar mucho de sí. Pero también con otros autores, famosos y no tanto, y no necesariamente del pasado. Creo que consistiría en identificar, en el plano narrativo, como un suceso lleva a otro y, en paralelo, en el plano del sentido, cómo una idea lleva a la otra hasta la conclusión, tanto si es explícita como si queda implícita. De hecho, la línea de sentido siempre es implícita: es lo que implican los hechos narrados y el modo de hacerlo. En cuanto al punto de fuga, yo me refiero al blanco al que apunta el sentido una vez trazada la línea. Como una especie de conclusión lógica. Las fechas, los nombres, los hechos reales, diría que son más bien claves de interpretación. Sirven para establecer la línea de sentido, porque son referencias, pero el punto de fuga es siempre algo que está más allá, la consecuencia de lo que se pone en juego. Leería con mucho interés lo que hagas al respecto. Espero que esta respuesta te sirva y cualquier cosa volvemos a escribirnos. Saludos

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